PLAZA DEL OLMO, TORIL Y «JUETES» (1724)

PÇOM

Crónica nº. 187. Plaza del Olmo, toril y “juetes” (1724)

El mes de julio del año 1724 comenzaría, creemos, con la ilusión del vecindario puesta en las fiestas a Santa Marta. El día 2 partía «un propio» de Villajoyosa (una persona al servicio del ayuntamiento vilero), Miguel Saragosa, con orden de “poner una carta en el Correo (…) para el Sr. Principe de Campoflorido que hera del Real Servicio”. Para eso del correo había que llegarse a Alicante, pues no había estafeta en Villajoyosa. Al día siguiente bajaba un veredero de Alcoy con la orden de que el vecindario vilero declarara ante el Justicia local si tenía armas en su poder. Poco después subiría a Alcoy Joseph Ferrandis con las declaraciones pedidas. Mientras se desarrollaban estos asuntos administrativos, el maestro albañil Juan Galiana ocupaba medio día de su actividad en “tapar las puertas dlas Cassas que estan Yermas” o abandonadas y sin función, y que carecían de puertas. Lo asistían Vicente Miralles y Pedro Soler, mientras que el socorrido mozo del clavario acarreaba piedra y tierra con su animal de carga. A seis sueldos salía el cahíz de yeso que esos días se adquirió “para la obra del paso (?) del Castillo”, que podemos imaginarnos ya bastante arruinado. De la puerta de la cárcel, además, se retiraban esos días cargas de tierra, una materia que se desprendía en aquel punto, que quizá no fuera tan llano como entonces se podría desear.

Cuatro días antes de la festividad de San Jaime todavía se estaba acumulando madera para cerrar la Plaza del Olmo y componer el toril. Esa madera la habían trasladado hasta allí Miguel Loret, apodado Plaseta, Bartholome Saragosa (Riquet), Andres Buforn y Pedro Soler (la Monja). En esos preparativos trabajaron asimismo Pedro Bordera, Cayetano Ferrandis, Estevan Ximenes y otros vecinos. (El tremendo regocijo que se esperaba alcanzar con el correr de vacas y toros quizá daba energía a esos peones, que percibieron, además, cuatro sueldos cada uno por su trabajo… El día 21 se produjo otro gasto para el mismo menester, pues se le compraron a Miguel Camps unas cuerdas maromas “para el dchº. toril y por asistir dchº. Camps a componer [lo]”. Poco después se compró más cuerda, esta vez de esparto. Había que asegurar bien que el toro no se desmandara y echara a perder el festejo.

(Después de aquellas fiestas, y teniéndose que devolver los maderos a la “botiga de Cayetano Aragones”, de ello se encargarían Blas Saragossa y Miguel Lopes. A éste le compró la villa “una querda treseta (…) para abrir y cerrar las puertas dl toril”. Hubo unos cuantos vecinos más que se ocuparon en devolver a Aragonés aquellas maderas, pero algunas no llegarían a su destino…).

En aquellos números del clavario consta la manutención de los pastores que vinieron con los animales. Unos y otros comieron y bebieron durante tres jornadas. Se había comprado un toro, pero hubo vacas y toros adicionales en alquiler, seis y cuatro respectivamente, así que la cuenta ascendió a 50 libras. El tamborilero y el músico, ¡que vinieron de Elche!, salieron por 11 libras, sin sumar el precio de su comida… No traemos aquí el gasto, por pequeño, de las cañas para “componer los juetes” (cohetes) y sí lo que cobraron por hacerlos el llamado Guillermo Quadrench, Jayme Gregorio Saragosa y el herrador Juan Saragosa, que fueron cuatro libras. No se puso en la cuenta el hilo usado en esos cohetes, materia que el clavario no anotó, al parecer…

J. Payá Nicolau, Cronista Ofic. de La Vila

Deja un comentario